Fuego por fuego, de Carole Zalberg (Armaenia) Traducción de Antonio Roales Ruiz | por Francisca Pageo

Carole Zalberg | Fuego por fuego

Fuego por fuego es una pequeña novela -apenas 76 páginas comprenden su extensión- de la poeta, letrista y novelista Carole Zalberg,  nacida y residente en Francia. La autora, basándose en el incendio de un edificio en Francia, llevará a cabo, con una irremediable belleza y un universo poético particular, un relato en el que un padre y una hija serán los principales protagonistas.

Adama es todavía un bebé cuando su padre ha de escapar de una matanza, en la cuál murió su esposa. Ambos huirán del país en el que se hallan, en busca de exilio en el extranjero. La novela, contada en segunda persona y a dos voces, nos mostrará la importancia que tiene para el padre su hija, viéndose así un depender entre los dos bastante significativo. El padre sin la niña se sentiría sólo y la niña sin el padre estaría a merced de las circunstancias.

Estamos, sin duda, ante una historia donde la lucha y el coraje por la vida, el exilio y el amor se hallan presentes en cada página que leemos. Ambos, padre e hija, han vencido a la muerte, pero como bien dicen en el libro, esta victoria hay que contarla, hay que detallarla, para sólo así poder seguir adelante. Así, estamos ante un testimonio sobre aquellos refugiados que luchan por su supervivencia, que están a merced del destino, que se han marchado por una decisión casi obligada. Su huida se ve aquí como una necesidad vital: «Nunca he olvidado que estamos aquí no para ser felices, sino porque allí simple y llanamente no habríamos vivido.»

El padre utiliza constantemente sus palabras como una oda a lo que fue su familia; hay una nostalgia presente en el libro totalmente palpable, que casi podemos respirar. En su búsqueda hacia un mundo mejor, se encontrarán de todo, gente que les humillará y gente que les ayudará. Es ley de vida encontrarse con estos dos tipos de personas cuando la situación presente es totalmente viva. De hecho, es algo que vemos en casi todos los países en los que los refugiados han hallado su destino: no es su tierra y, por desgracia, siempre habrá gente que no los quiere y gente que estará dispuesta a echarles una mano para hacer de su vida algo mejor.

Fuego por fuego nos presenta la enorme brutalidad del mundo en el que nos hallamos, ya que aunque el exilio queda bastante claro, Adama, 15 años más tarde, cometerá el irreparable error de incendiar un edificio causando decenas de muertes. De este modo, su padre se servirá del libro para excusarse por su hija, para librarse del terrible exceso de culpa que tiene por no haber podido preverlo ni hacer nada para evitarlo. Adama, inconsciente, sacudirá sus emociones de una manera muy coloquial, haciendo uso de otros personajes, otros diálogos, para ofrecernos su punto de vista.

Obviamente estamos ante un tema de actualidad, y lecturas así se hacen necesarias para comprender y conocer las vidas de aquellas personas que han tenido que marcharse de su país natal por obligación. En Adama y su padre podemos ver que está la vida, la esperanza, la búsqueda incansable del alma por existir y desarrollarse; aunque la violencia, a veces, se sirva de entrada y salida en el hecho de habitar en este mundo. Aquí, Fuego por fuego, equivaldría al ojo por ojo, la venganza servida en una bandeja bien caliente que ninguno estaríamos dispuestos a tocar. Zalberg, pues, nos muestra de una manera nada subjetiva, sin juicios, una historia de gran valor humano. Sin conjeturas, directa a nuestra mente y nuestro corazón.

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