Eros, de Anne Carson (Dioptrías) Traducción de Inmaculada Pérez Parra | por Francisca Pageo

Anne Carson | Eros

El gesto del hombre es muy libre, muy calculado. Debería experimentarse el mismo impacto erótico que al principio. Ella aparece con el pelo despeinado como la víspera, en la cama. Se deja quitar la toca, se deja hacer, la víspera, el amor.

Ella baja los ojos. Mueca incomprensible. Juega con algo que hay en el suelo.

Levanta los ojos hacia él. Él dice con una lentitud enorme: me das muchas ganas de amar.

Hiroshima Mon Amour, Marguerite Duras

Además de poeta y traductora, Anne Carson también es ensayista, y este Eros: poética del deseo, que publica la editorial Dioptrías, es la prueba de ello. Es este un libro en el que su autora se esmera en plasmar la poesía y la filosofía practicadas en torno a la erótica y el deseo sexual y romántico, desde aquellos primeros filósofos hasta nuestros tiempos. Así, Carson nos muestra cómo los griegos inventaron al dios Eros para expresarlo. Entramos en la poesía de Safo, Aristófanes y Esquilo, por decir algunos ejemplos de filósofos que utilizaron la mitología como forma de expresión. Y sus palabras nos muestran, bellas y cautas, la erótica y la poesía; con una alta percepción ya no sólo de los sentidos y los sentimientos a través del lenguaje, sino también a través del alma.

Para los filósofos, el deseo mueve, y Eros es un verbo con el que poder jugar. Coger aquello que más se aleja de nosotros y llevarlo hasta nuestro fuero interno, en el que se halla nuestra más íntima y enorme pasión. También es importante saber y dar a conocer cómo el libro per se, y la propia novela misma, nos han hecho ver el deseo, el romanticismo y la erótica a través de sus palabras. Eros es, en sí mismo, una historia de la novela y del propio hacer literario; el narrador de sí mismo.

En el libro se detallan las diversas relaciones que se han producido entre mitos y arquetipos, en las que Carson hace un especial hincapié en el interés que suscitan la poética y la metáfora de ambos. La filosofía que todavía es posible encontrar en el presente. De hecho, a través de la obra, la autora se sirve de ejemplos para mostrar cómo Eros se ha visto representado y ha influido a lo largo de la historia de la humanidad.

Hay en Eros dos clases de cortejo, el que sentimos como lectores y aquel en el que la propia Carson se ha visto envuelta mientras recopilaba poesías y ensayos. La voz de Carson nos habla del amor desde una perspectiva realista y sincera, así como también de la pasión de una manera totalmente subjetiva y apabullante. Tanto que resulta imposible no caer atrapados en las redes de esa poesía que se filtra en el terreno de la literatura y de la filosofía, sino además en nuestro quehacer diario; en lo que sentimos hacia nuestras parejas y amantes. De esta manera, la relación que podemos obtener entre ambos se vuelve única e imprescindible, haciéndonos ver que el amor ya no es solo un sentimiento, sino también un instinto de supervivencia.

Los textos que Carson nos ofrece son un estímulo para alcanzar ese instinto llamado pasión; pasión ya no sólo por lo que nos muestra la autora en su libro, sino también hacia la vida que nos haga ser amantes de ella y extraer su sustrato. Su esencia más pura y elevada. La poesía misma. Es entonces cuando el alcance de Eros llega a todo su esplendor.


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