A House in Asia, de Agrupación Señor Serrano (Teatre El Musical, Valencia. Del 20 al 21 de febrero de 2016) | por Óscar Brox

A House in Asia | Agrupación Señor Serrano

A medida que pasan los años, se hace cada vez más patente que la caza y muerte de Osama Bin Laden fue, ante todo, una victoria moral para el marketing geopolítico estadounidense. Una manera de reclamar, de nuevo, el lugar para la justicia y la libertad como valores definitorios de una cultura herida tras los atentados del 11-S. Para rehabilitar los viejos cimientos de América. Para el teatro que practica la Agrupación Señor Serrano, sin embargo, lo interesante de ese episodio oscuro de nuestra Historia reciente radica en su puesta en escena. En la ausencia de imágenes, en la narración construida, casi, en laboratorio para abordar la captura del criminal más buscado del mundo y el sentimiento patriótico que inspiraba la misión cumplida. Como en una película de indios y vaqueros. Como en la demencial quimera del Capitán Achab por apresar a su escurridiza ballena blanca. En las que el texto, o las razones, quedan desbordados por la pasión. Por el ímpetu. Por el deseo de venganza. Por una imagen borrosa, atiborrada de datos y patrañas, que por sí sola es incapaz de reconstruir la secuencia de lo sucedido. Solo apelar a la euforia ante la caída del monstruo. De la ballena, de Gerónimo o de la familia Bin Laden.

Para llevar a cabo la obra, los artistas se valen de un pequeño escenario en el que destaca el búnker que Bin Laden se construyó en Pakistán. Esa casa de Asia que, nos contará el narrador, tendrá dos réplicas: una, en Carolina del Norte, que servirá para adiestrar a los Navy Seals en su preparación para el asalto; y otra en Jordania, base de operaciones para la película de Kathryn Bigelow La noche más oscura. Con esa imagen en mente, A House in Asia arranca con el monólogo de un cowboy solitario encerrado en su coche. A modo de parodia de las palabras finales de Blade Runner, la memoria del hombre que mató a Gerónimo nos traslada hasta el pequeño decorado en miniatura extendido sobre el escenario. Ese mismo que la Agrupación visualiza a través del juego de cámaras, pantallas micro y montaje en directo, con tal grado de maestría que la sensación que transmite en el espectador es la de estar presenciando cine en vivo. O teatro intermedia capaz de generar toda clase de estímulos.

A House in Asia es una reflexión sobre la difícil tarea de construir una historia plagada de vacíos y omisiones. Narrada de tal forma que cualquiera la imaginaría situada en pleno apogeo de la pugna entre indios y blancos o en la tormentosa caza de Moby Dick por parte de los integrantes del Pequod. Pero es, también, una meditación sobre el carácter cíclico de los acontecimientos. Cómo, pase el tiempo que pase, cada época repite los mismos defectos, a veces incluso aumentándolos. De manera que recorrer los diferentes puntos calientes de la condición humana parece abocarnos a describir un relato de eterna venganza. En el que el poder y la fuerza escriben el resultado final de cada conflicto. De ahí, pues, que la Agrupación Señor Serrano trate el tema desde una calculada distancia irónica. No tanto como burla, sino como inteligente reflexión sobre la endeblez de los materiales con los que se construye la Historia. Con el Sheriff hambriento de sangre, el indio, la ballena que escapa una y otra vez de los arponazos. O el ex navy seal reconvertido a escritor, él mismo, testigo privilegiado de esa operación fantasma.

La fluidez con la que se combinan los distintos medios en A House in Asia merece un comentario aparte, en tanto que este teatro de nuevos formatos aparenta, desde fuera, una complicada coreografía movida por el talento y la pasión. Por esos cuerpos que flotan sobre el escenario repleto de miniaturas mientras la mesa de mezclas monta en ese mismo momento la escena que se proyecta a través de la pantalla. O cómo la desnudez con la que los integrantes de la Agrupación proceden es, ella misma, otra forma de poner de relieve que toda Historia es un constructo. Una ficción. Un montaje. Un relato intervenido en el que, por fuerza, la verdad queda debilitada ante todos los aditivos que le suministran para producirla. Ante el espectáculo. Ante el extraordinario efecto que provoca el asalto a la casa de Pakistán. Ante la burla consciente de esa cultura anclada en el ojo por ojo. Ante la violencia. Elementos presentes en cada episodio de la obra, que la Agrupación exorciza con gracia y humor, como cuando un séquito de bailarinas se arranca con unos pasos de country mientras suena Take That como fondo musical.

En cierto modo, A House in Asia señala que nada hay más fantástico que la realidad. Y que la tentación de intentar construir un relato en torno suyo está destinada al fracaso. A las copias, a los reflejos, a los fantasmas, a las miniaturas que convierten una operación quirúrgica para la caza y captura del criminal más buscado en un juego de niños. A esa nada, en definitiva, que tan bien representa a nuestra sociedad contemporánea; esa en la que la superproducción de estímulos es, pues, la medida de todas las cosas. Por eso, la obra de Agrupación Señor Serrano es, además de un brillante ejercicio de teatro actual, un extraordinario análisis de situación. Porque descubre, mediante imágenes prestadas y las voces de los auténticos protagonistas, la tramoya detrás de la Historia reciente. Las sombras de esa memoria que se perderá como lágrimas en la lluvia.

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